Activistas

La marcha de la indignación, momentos indelebles

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27 sept 2015.- Caminé en la multitudinaria marcha que conmemoró un año de los violentos hechos contra los normalistas de Ayotzinapa. La recorrí de arriba a abajo, de adelante hacia atrás y de regreso, por dentro y en su periferia. Seguramente muchas cosas se me escaparon, pero estas son las imágenes que no olvidaré.

Cordón humano de solidaridad
Aunque centenares de personas se congregan en el Museo de Antropología, El Ángel, el monumento a Cuauhtémoc, el cruce de Reforma y Avenida Juárez, el Hemiciclo a Juárez, son otros miles los que forman una valla humana a lo largo de Reforma y Juárez, desde la Estela de Luz hasta el Palacio de Bellas Artes. Son adultos y niños, en muchos casos familias completas, que abrazan la marcha en todo el trayecto. Por la llovizna (que a ratos se intensifica y poco antes de las 16:00 horas alcanza la categoría de lluvia), una parte de esta gente no llegará al Zócalo. Sin embargo, da al recorrido una gran calidez. Con pancartas, mantas, carteles expresan su inconformidad pero sobre todo su solidaridad hacia la vanguardia de la manifestación, donde marchan los padres, las madres, hermanos y hermanas de los normalistas de Ayotzinapa. Más tarde, la madre de Adán Abraham de la Cruz agradece haber sentido como algo real y tangible la consigna “No están solos”.

Artistas y comunicadores independientes

Julieta-Egurrola
En ese cordón humano, predominan los semblantes serios, indignados, doloridos. A la altura del Museo de Antropología veo al cantante de hip hop Lengualerta. En la esquina de La Diana, Daniel Giménez Cacho sigue el avance de los manifestantes. En el Ángel de la Independencia, el director de contenidos de Sinembargo, Alejandro Páez Varela, toma registro de lo que acontece. Desde el monumento a Cristóbal Colón, Epigmenio Ibarra y su equipo filman el paso de la marcha. En el Hemiciclo a Juárez, Julieta Egurrola está al lado de mujeres cuyos hijos han elaborado pancartas solidarias. Y múltiples medios independientes fotografían y entrevistan a la gente común y recogen sus motivos para estar ahí, para participar en una jornada de indignación colectiva. “Ayotzinapa somos todos… No somos todos, nos faltan 43”.

Multitud universitaria
Detrás de los familiares de los normalistas desaparecidos camina un grueso contingente de estudiantes de normales rurales. Con el gesto endurecido y el encono en la garganta, anuncia que seguirá luchando en defensa de ese sector educativo. Le siguen múltiples grupos universitarios (UNAM, IPN, UAM, UACM, Chapingo, escuelas privadas), son grupos que dan vigor y hasta humor a los reclamos. No faltan las mentadas a EPN con la melodía de Martinillo. Algunos han transformado la consigna “Lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar…” por “Ultra, ultra, ultra, no te dejes comprar…”

Todos los sectores
La marcha congrega a toda clase de personas, quizá con excepción de la clase político-empresarial. Desde bebés llevados en carriolas hasta ancianos, organizaciones gremiales, sindicales, vecinales, madres de familia que acompañan a sus hijos adolescentes que querían estar aquí, defensores de derechos humanos, activistas, el Comité 68, un par de sacerdotes con hábito, ciclistas, exbraceros, jubilados, personas en sillas de ruedas. También hay quienes piden la liberación de José Manuel Mireles, Nestora Salgado y otros presos políticos. Gente que pide aclarar el paradero de las decenas de miles de desaparecidos en México… Ya bajo la lluvia, un hombre lleva amarrado un plástico en la cabeza y en la cintura; avanza desacompasado pero con determinación; al andar se apoya con la mano derecha en un bastón mientras con la izquierda sostiene en lo alto una bandera mexicana enlutada. “No somos cinco, no somos cien, pinche gobierno, cuéntanos bien”.

Las lágrimas derramadas

CNN
La marcha hace un alto en el cruce de Reforma y Bucareli, donde en abril pasado fue instalado el antimonumento +43. Ahí se realiza un breve mitin. Aunque la manifestación permanece a lo largo de Reforma y llega hasta Chapultepec, una multitud se congrega en torno a los padres y las madres de los normalistas, quienes reiteran su determinación de continuar buscando a sus hijos. La parada concluye con el pase de lista por los normalistas desaparecidos. El coro de voces ahogadas exige su aparición con vida. Varias personas no logran contener las lágrimas. La mirada de padres y madres se pierde en el piso. Al padre de Jhosivani Guerrero de la Cruz los ojos se le hacen como una rendija anegada y se le acentúan las arrugas que le atraviesan el rostro; extiende el brazo izquierdo y oprime en un medio abrazo al padre que tiene al lado, como intentando darse fuerza. “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

Exploración escénica

Proceso

Con la intención de darle otras dimensiones a la marcha, individuos y contingentes realizan una exploración escénica. Una mujer porta una blusa típica mexicana y una falda larga confeccionada con los rostros de los normalistas impresos en blanco y negro; en su rostro, lágrimas negras han dejado huella al escurrir. En su pancarta explica: La patria llora por sus hijos desaparecidos. Varias personas usan zancos. Una de ellas viste de mono oscuro con el esqueleto en blanco, lleva una máscara de EPN y sostiene una bandera mexicana enlutada y un cartel que dice “Fuera Peña” (un policía lo observa, saca su celular y le toma una foto, como para el Feis); otras tres personas usan la indumentaria arquetípica del campesino y bailan sobre los zancos al son de una pequeña banda que los acompaña. La música aparece en varios contingentes, especialmente con percusiones y alientos. “Ayotzinapa vive y vive, la lucha sigue y sigue”.

El toque plástico

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Artistas plásticos dan una imagen poderosa a la marcha. A la distancia, sobresalen los grandes estandartes pintados en acrílico por el artista Rama y los miembros del Centro Cultural Jose Martí Nezahualcóyotl (ver arriba). Las familias de los normalistas desaparecidos y varios otros contingentes muestran reproducciones en distintos formatos de los retratos que elaboró la artista escocesa Jan Nimmo, imágenes que dan color, calidez, ternura a cada rostro y hacen entrañable el recuerdo. Una veintena de personas avanza sosteniendo en forma horizontal una manta monumental (de unos 9 metros de largo) con la bandera mexicana enlutada. En el Museo de Antropología, una manta de dimensiones similares dice: “Fue el Estado”.

El Metro palpita

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Al concluir la marcha en el Zócalo, miles de manifestantes se dirigen a las estaciones del Metro más cercanas. En la estación Pino Suárez, el sonido advierte que el avance es lento debido a la lluvia y que el convoy tardará en reanudar su marcha. Se hace un breve silencio que es roto por alguien que desde otro carro grita “¡Ayotzinapa vive!”. Desde varios carros surge el coro “¡La lucha sigue!” La atmósfera en el andén se energiza con la poderosa acústica. Una mujer grita “¡Porque vivos se los llevaron!”, y la respuesta colectiva crece: “¡Vivos los queremos!” Y siguen las consignas. Resurge la indignación.

[ Gerardo Moncada ]

 

VIDEO: Desinformémonos: se vuelca México con Ayotzinapa.

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