Activistas

Los temas clave del Primer Informe Ayotzinapa del GIEI

Ayotzinapa-bancas

El basurero de Cocula fue sólo un aspecto de la larga sucesión de mentiras esgrimidas a partir del 26 de septiembre de 2014 por el gobierno mexicano, a las cuales se sumaron múltiples distorsiones y anomalías institucionales que buscaban sepultar los hechos. La indignación social encontró en el GIEI una esperanza para construir una vía de investigación independiente que permitiera alcanzar la verdad, la impartición de justicia y por fin romper el cerco de impunidad que suele rodear este tipo de casos. Estas líneas fueron retomadas a partir de 2019, con el cambio de gobierno.

En septiembre de 2015, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) elaboró el siguiente resumen de los hallazgos y revelaciones más importantes incluidas en el Primer Informe Ayotzinapa. Para abundar en el contexto y desarrollo de estos puntos se recomienda consultar el informe original, disponible en el sitio web www.giei.info.

CARACTERÍSTICAS DE LOS HECHOS Y ANÁLISIS DE POSIBLES CAUSAS

1. La experiencia de las víctimas.

La experiencia de los familiares y víctimas es una parte fundamental del informe. Las voces de los familiares hablan del dolor de la desaparición forzada, las consecuencias de la pérdida incierta y ambigua, así como sus esperanzas de encontrarlos. También el impacto del quiebre en la confianza frente al Estado debido a la intervención de fuerzas de seguridad del Estado en los hechos, y los impactos vividos como consecuencia del manejo del caso y de las respuestas dadas a los familiares.

Para el GIEI, comprender la experiencia de las víctimas es fundamental para poner en marcha medidas de atención a las víctimas y prevenir la victimización secundaria que los familiares han enfrentado. Cualquier programa de atención debe partir de este análisis que el informe reconstruye a partir de entrevistas con los familiares de 47 víctimas entre familiares de desaparecidos, normalistas asesinados y heridos, así como con normalistas sobrevivientes.

2. Masividad del ataque y número de víctimas.

– Hay 180 víctimas directas, la mayoría jóvenes y muchos menores de edad: 6 ejecutados extrajudicialmente, más de 40 heridos, 80 víctimas de persecución y atentados, más de 30 sufrieron ataques contra la vida, y 43 normalistas fueron detenidos y desaparecidos forzadamente.

– Hay al menos 700 familiares directos de las víctimas directas que han tenido que enfrentar también las consecuencias de los hechos, el impacto del dolor y el miedo, y las consecuencias del trato recibido en estos meses, situación que se documenta en un capítulo específico del informe.

3. Nivel de agresión sufrida.

– Carácter indiscriminado de la agresión y aumento progresivo del nivel de agresión.

– El ataque con disparos contra los autobuses con jóvenes fue desproporcionado y sin sentido.

– Los normalistas no iban armados, ni boicotearon ningún acto político, ni atacaron a la población.

– Hay un enorme nivel de miedo, aún hoy, debido al grado de control que se percibe, por lo que se requiere proteger a los testigos.

4. Escenarios de los diferentes ataques: actuación coordinada y compleja.

– Al menos 9 ataques directos y persecuciones se dieron en esa noche:

  1. Calle Galeana: Disparos al aire y contra autobuses y normalistas tras salir de la central.
  2. Cruce Juan N. Álvarez y Periférico norte: Concentración de 3 autobuses y unos 70 normalistas entre dos fuegos. Al menos 10 patrullas de policía de Iguala y Cocula. Ataque indiscriminado a normalistas hiriendo de extrema gravedad a uno y de forma grave a otros dos. Un autobús con al menos 25 normalistas detenidos y luego desaparecidos. Disparos dirigidos al autobús con pasajeros dentro.
  3. Frente al Palacio de Justicia: un autobús con entre 15 y 20 normalistas es detenido y destrozado por los policías de Iguala. Los ocupantes son golpeados, forzados a bajar, detenidos y luego desaparecidos.
  4. Salida de Iguala antes del Palacio de Justicia: Un autobús tomado por 14 normalistas es detenido y sus ocupantes, perseguidos con armas de fuego, se esconden en un cerro.
  5. Crucero Santa Teresa: Ataque contra varios autos y el autobús de Los Avispones, que habría sido confundido con un autobús de los normalistas. Se produjeron tres muertos, cuatro heridos muy graves y varios heridos de gravedad.
  6. Mismo lugar, momentos después un segundo ataque: Un taxi y otro autobús fueron baleados, varias personas resultan heridas por arma de fuego.
  7. Carretera de entrada a Iguala y Periférico: Persecución y disparos contra un grupo de 14 normalistas, que no resultaron heridos.
  8. Juan N. Álvarez y Periférico: Rueda de prensa de normalistas. Previo patrullaje de policía municipal y Protección Civil, dos normalistas fueron asesinados con disparos a quemarropa y hay varios heridos, uno de ellos de gravedad.
  9. Camino al Andariego: Homicidio de un normalista que previamente fue brutalmente torturado.

5. Tiempo con el que se desarrolló la acción.

– El ataque contra los normalistas con armas de fuego se desarrolló durante 3 horas, por policías de Iguala y Cocula así como de otros actores (21:40 a 00:30 horas).

6. El C-4 como espacio de coordinación de información.

– C-4 es una estructura de coordinación para emergencias y de comunicación en la que participan todas las fuerzas de seguridad: policía municipal, estatal, federal y ejército. Estuvo operando la noche de los hechos y las comunicaciones eran escuchadas por diferentes fuerzas. La mayor parte de los mensajes informan hechos de violencia a través del 066. Hay comunicaciones en las que se señala la intervención de fuerzas estatal o federal para verificar información. (Tras una intensa actividad, hay horas después de los ataques en que no aparece información en el registro del C-4.)

7. Presencia de agentes de diferentes fuerzas de seguridad o ejército en esa noche.

Se dan tres tipos de presencia:

Vigilancia
– Antes de llegar a Iguala, normalistas tuvieron vigilancia de policía federal, estatal y ejército, que sabían que eran estudiantes de Ayotzinapa en actividades de boteo y toma de autobuses (17:59 a 20:00 h).

Presencia en momento de ataques
– Además de policías municipales de Iguala y Cocula que fueron los directos agresores, en las dos escenas de Juan N Álvarez y Palacio de Justicia, donde fueron detenidos y desaparecidos normalistas, hubo en algún momento presencia de agentes del ejército, de agentes la policía federal y ministerial mientras sucedían los hechos. Dicha presencia está registrada en documentos en el expediente.

Presencia en escenarios posteriores a los ataques
– Tiempo después de la detención de normalistas, una patrulla del ejército visitó la comisaría de barandilla, tras lo cual se dirigió al Hospital Cristina en donde se había refugiado un grupo de normalistas.

– Una patrulla del ejército resguardó la escena del crimen de Juan N. Álvarez y Periférico tras el segundo ataque. Otra se dirigió al escenario del ataque a los Avispones.

– Otra patrulla del ejército llegó al lugar donde apareció el cuerpo sin vida y torturado de Julio César Mondragón, tras una llamada al C-4, resguardando la escena antes de que llegaran autoridades civiles.

8. Dirección y coordinación de los ataques y/o respuestas frente a los mismos.

– La acción se llevó a cabo con coordinación entre fuerzas de dos cuerpos policiales municipales diferentes (Iguala y Cocula), en al menos 18 patrullas municipales y una de Protección Civil, lo que da cuenta de la necesidad operativa de una coordinación central que dio las órdenes. Existen evidencias de dicha coordinación entre los agresores.

9. Objetivos de los ataques.

– Los ataques muestran que el objetivo de la acción estuvo dirigido a no dejar salir los autobuses de Iguala (Costa Line 2012 y 2512, Estrella de Oro 1569, en Juan N. Álvarez); cuando ya habían salido, no dejar que siguieran su camino (Estrella de Oro 1531, en Palacio de Justicia); y cuando parecía que seguían huyendo, acabar con cualquier posibilidad de huida (autobús Castro-Tours de Los Avispones, cruce de Santa Teresa). Otros ataques posteriores se da contra testigos de lo sucedido o personas que llegaron en su apoyo.

– El nivel de violencia contra los autobuses fue en ascenso, desde el primer ataque a la salida de la central de autobuses hasta el ataque contra los Avispones en el cruce de Santa Teresa, el segundo ataque en la calle Juan N. Álvarez y Periférico Norte, y el asesinato con torturas de un normalista.

10. El quinto autobús y posible motivación del ataque.

– Los normalistas que sobrevivieron a estos hechos, y la PGJ inicialmente, señalan la existencia de 5 autobuses de normalistas saliendo de Iguala (2 Estrella de Oro, 2 Costa Line y 1 Estrella Roja), pero en el expediente de PGR señalaba 4 autobuses (sin el Estrella Roja). En las consignaciones posteriores de diciembre y enero se señala que otro camión habría sido “destrozado y dejado a las afueras de la Central Camionera” pero no hay ninguna evidencia de ello. La omisión de la existencia de dicho autobús fue corregida sólo recientemente, tras ser señalado por el GIEI.

– Cuando fueron tomados testimonios posteriores sobre dicho autobús y revisada la documentación del mismo sobre su trayecto esa noche, se mostró que no son coherentes.

– Un peritaje sobre la correspondencia del video de la central de autobuses con las fotografías del autobús Estrella Roja presentado para su revisión, señala la posibilidad de que no se trate del mismo autobús. Estos hechos se presentaron ante la PGR para que se investiguen.

– El GIEI ha revisado información pública sobre investigaciones estadounidenses de narcotráfico entre Iguala y Chicago, que muestran que dicho trasporte se hacía también en algunos autobuses de la zona.

– Eso podría explicar la respuesta violenta contra los normalistas que se llevaron ese autobús de forma circunstancial. Dichas evidencias circunstanciales muestran la necesidad de que este móvil sea investigado.

11. No protección de los normalistas frente a los ataques.

– La violencia de esa noche muestra un panorama de indefensión de las víctimas frente a los agresores. Ello no sólo por el hecho de que se trataba de policía municipal, sino porque ninguna otra fuerza del Estado que estaba teniendo conocimiento de los hechos o estuvo presente en algunos escenarios cuando se producían y fue testigo del nivel de agresión y violaciones de derechos humanos, actuó para proteger a los normalistas.

12. Retardo en la atención a víctimas

– En el caso de Aldo Gutiérrez la atención se demoró por el ataque que siguieron sufriendo quienes trataban de atenderlo y la falta de condiciones de seguridad para las ambulancias.

– Los dos normalistas muertos al día siguiente no fueron siquiera atendidos. Quedaron tendidos en el suelo, con disparos a quemarropa y pasaron más de 2 horas bajo la lluvia.

– El traslado del chofer del autobús de Los Avispones se retrasó por más de una hora y media. Murió al llegar al hospital.

– La falta de diligencia en el traslado de enfermos y su demora estuvo a punto de costarle la vida a dos personas heridas de gravedad en el ataque al autobus de Los Avispones.

– Un normalista herido de gravedad estuvo hora y media en la clínica Santa Cristina sin ningún tipo de ayuda médica.

13. Del ataque a la desaparición forzada.

– El patrón de actuación de los perpetradores muestra dos momentos y perfiles distintos:

  • Por una parte, un ataque masivo e indiscriminado con autores que no ocultan su identidad, son policías municipales y actúan de forma abierta. Este ataque muestra la impunidad con la que se movieron los perpetradores, el nivel de terror ejercido y el control territorial entre el crimen organizado y la policía municipal y distintas autoridades que actuaban de forma coordinada desde hacía tiempo.
  • Por otra parte, un modus operandi más clandestino desde el inicio, en lugares de más difícil identificación de los autores, como la zona del Palacio de Justicia.

– El GIEI señala que en el relato de este caso se da frecuentemente una desconexión entre la primera parte del operativo llevado a cabo por agentes del Estado, de la segunda en que supuestamente se entrega a los normalistas desaparecidos a un grupo de la delincuencia organizada para desaparecerlos. Sin embargo existe una continuidad de la acción por lo que independientemente de los dos escenarios diferentes en distintos momentos, no se puede desvincular, como si la policía y autoridades implicadas no tuvieran decisión sobre el destino de los normalistas detenidos.

14. Destino de los desaparecidos e hipótesis de quema de cuerpos.

– La decisión sobre el destino de los normalistas detenidos no parece que pueda tomarse inmediatamente y sin preparar la infraestructura necesaria para ocultar el destino de un grupo tan numeroso de personas en un corto tiempo después de la detención.

– Las condiciones del acto y las versiones de los hechos siguen siendo contradictorios, existiendo cuatro escenarios y versiones distintas. Las contradicciones en dichas versiones sobre los hechos, por parte de los acusados de ser parte de Guerreros Unidos, y haber llevado a cabo el asesinato y desaparición, muestran fuertes inconsistencias respecto a: cómo se enteraron de los hechos; la supuesta valoración de que los normalistas fueran infiltrados; la acción de los distintos inculpados; las horas en que se habrían dado los hechos; las circunstancias de los hechos que ya han sido probadas que no se dieron; el traslado de los normalistas detenidos; las contradicciones entre el relato del asesinato, quema y desaparición final de los normalistas, y las acciones llevadas a cabo posteriormente para borrar cualquier huella. Dichas contradicciones llevaron al GIEI a pedir un peritaje independiente sobre la dinámica de fuego en el basurero.

15. Imposibilidad del escenario del basurero de Cocula.

– El GIEI pidió un peritaje independiente a una persona con reconocimiento mundial en investigaciones sobre incendios. El perito examinó los testimonios relativos al caso para acotar el relato de los hechos de fuego, realizó una inspección del basurero e inspeccionó la evidencia recogida en la PGR así como los peritajes realizados.

– Las conclusiones a las que llega el perito independiente son:

  1. No existe evidencia que apoye la hipótesis, basada en testimonios, de que 43 cuerpos fueron cremados en el basurero municipal de Cocula.
  2. Toda evidencia recolectada por los peritos de la PGR o el EAAF muestra que en el basurero se han dado fuegos de pequeñas dimensiones cuya temporalidad es indefinida.
  3. La evidencia de vegetación, condiciones del basurero, y evidencia de fuego recolectada muestra que el mínimo incendio necesario para la cremación de estos cuerpos no pudo haberse dado en el basurero de Cocula.

– Tras comprobar dichas evidencias científicas el GIEI está convencido de que el evento señalado de que los 43 estudiantes hubieran sido incinerados del 26 al 27 de septiembre en el basurero municipal de Cocula, no ocurrió.

16. Reorientación del caso y camino que queda por delante

Para el GIEI todas estas circunstancias y hallazgos muestran tanto los déficits en la investigación como de las tareas que quedan pendientes para que se pueda dar la justicia que los familiares y México esperan del caso, incluyendo una investigación efectiva de las diferentes responsabilidades y el esclarecimiento del destino de los 43 normalistas desaparecidos que como hemos señalado es aún incierto. También señalan lo que queda por delante, y los caminos por los que se debería orientar a juicio del GIEI tanto la búsqueda de los desaparecidos, como la investigación de los hechos y responsabilidades y la atención a las víctimas y familiares, que forman parte de nuestro mandato. A juicio de este GIEI los avances propiciados en estos meses en la investigación constituyen un paso positivo. Sin embargo el GIEI considera que debe darse un replanteamiento general del mismo en función de los resultados de esta investigación.

Los avances de las investigaciones y las conclusiones de este informe han sido presentados a las autoridades y también a las víctimas y sus representantes. El GIEI tiene esperanza en que esta investigación contribuya a la defensa de los derechos humanos y a un México libre de violencia y hechos atroces como los sucedidos en este caso.

Recomendaciones del informe para el caso

  1. Unificación de la investigación.
  2. Considerar otras violaciones a derechos humanos y delitos.
  3. Llevar a cabo gestiones y diligencias pendientes.
  4. Investigar posible traslado de estupefacientes.
  5. Investigar denuncias por malos tratos o torturas con las debidas garantías.
  6. Realizar una segunda autopsia de Julio César Mondragón Fontes.
  7. Replantear elementos de investigación del caso.
  8. Investigar otros posibles responsables.
  9. Llevar a cabo nuevas capturas
  10. Investigar el patrimonio de presuntos responsables
  11. Investigar la posible obstrucción de la investigación.
  12. Mantener los procesos de búsqueda con la nueva información.
  13. Examinar otros lugares compatibles con restos cremados
  14. Actualizar el mapa de fosas y la investigación de casos de otros desaparecidos de Iguala.
  15. Incorporar a la investigación fotografías satelitales y tecnología de búsquedas.
  16. Llevar a cabo las recomendaciones sobre atención a los familiares y otras víctimas.
  17. Consolidar mecanismos de información y relación con los familiares y otras víctimas.
  18. Reformar y cumplir los acuerdos de colaboración y compromisos del Estado.
  19. Considerar medidas de protección y prevención.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Botón volver arriba