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El universo interior del artista, en libros

Brian-Nissen_Mariposa-de-obsidiana

8 oct 2015.- Los libros de artista son cajas de sorpresas, estuches de monerías, conjunto de ocurrencias que derivan en el desarrollo de un concepto, libre asociación de representaciones, compendio de hallazgos, rendija que permite atisbar al proceso creativo de un artista, árbol genealógico de ideas que se procrean, pequeños arcones con fotografías, grabados, escritos, dibujos, impresiones… Todo cabe en un libro de artista aunque no se sepa acomodar.

Esto y más encontramos en el Museo de Arte Carrillo Gil, en la deliciosa exposición de libros de artista titulada “Ejercicios Exploratorios 1, Entidad Teratológica”. El título ya expresa la invitación a que el espectador se proyecte conceptualmente a partir de la idea de Dessons en Arabasin: “entidad teratológica es un objeto de dos cabezas, de dos cuerpos, de cuatro manos”. Es una incitación a que la vista atraviese los objetos, fluya en el tiempo, explore las intenciones.

Los materiales son múltiples y diversos. Están las propuestas siempre creativas del Gupo Texto Poético que en cada página abría infinidad de lecturas posibles, estados de ánimo o lanzaba instrucciones poéticas (“Llorar desacompasadamente”).

Libro-artista_grupo-texto-poetico

Pero el muro de la sala de exhibición nos recuerda: “El libro, por su verdadera naturaleza, me parece ser el medio idealista (visible) por excelencia. El soporte material no tiene que ser tenido en cuenta, excepto en la medida en que contribuye al contenido” (Moeglin-Delcroix).

Así, hay productos propiamente encaminados a pasar por un proceso editorial en forma, como “La infiel”, un compendio de bellas pequeñeces con textos de Carmen Boullosa e imágenes de Magali Lara; «Mi nombre» (1986) de Magali Lara; “De jilgueros y pistoleros” (1977) de Felipe Ehrenberg, una suerte de comic sin palabras, basado en noticias diarias; “Los pájaros” (1979) de Gilberto Aceves Navarro; “Disecciones” (1994), una deconstrucción cromática de José Antonio Hernández Vargas, o “Mariposa de obsidiana” (1982) de Brian Nissen, que opera a un tiempo en el plano visual, sensorial y sonoro (foto arriba).

Magali-Lara_sabor-a-mi-serigrafia-libro-de-artista

Pero las variantes del libro de artista son múltiples.

El libro de artista sirvió de soporte a las ideas de los conceptuales, de espacio plástico a los minimalistas, a algunos pintores y escultores, y de espacio de narración a otros”, ha señalado el teórico Guy Schraenen.

Así encontramos otro tipo de libro, el que reúne los ensayos, borradores e ideas del artista: el libro como espacio de reflexión. Un espléndido ejemplo son las libretas de Alejandro Magallanes (1998-2011).

Alejandro-Magallanes_SIEMPRE_TE_AMARE

Y por supuesto, está el empleo de libros como insumo para creación de escenas escultóricas, como es la pieza “Cromo XX” (2011) de Guillermo Álvarez Charvel.

Se trata de una exposición incitante y disfrutable, que detona nuestras nociones acerca del proceso creativo, atrapado en libros.

[Gerardo Moncada]

 

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