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Silencio, de Martin Scorsese

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VIDEOTECA

Especial para Semana Santa.

Scorsese siempre ha ido por delante de Hollywood. La industria cinematográfica estadounidense rara vez calibra con tino las virtudes de las películas del director neoyorquino. Unas veces considera que hacen apología del crimen; otras, que son demasiado violentas, o irreverentes, o largas… o simplemente no las entiende (nueve veces nominado al Oscar como Mejor director, sólo una vez premiado).

No es casual (ya es una maldita costumbre) que Silencio, la última realización del genio de Nueva York, sólo haya sido nominada al Oscar en la categoría de Mejor fotografía (a cargo del mexicano Rodrigo Prieto), a pesar de sus múltiples virtudes que incluyen una actuación de Andrew Garfield infinitamente más exigente, intensa y con mayor densidad que la realizada en Hacksaw Ridge bajo la dirección de Mel Gibson, aunque fue por esta última que le otorgaron una nominación perdedora al Oscar.

En Silencio, Scorsese plasma una profunda interrogante espiritual acerca del adoctrinamiento religioso al recrear los intentos emprendidos por jesuitas portugueses para evangelizar a la población del Japón durante el siglo XVII. La notificación de fracasos y persecución impele a dos jóvenes sacerdotes a pedir se les asigne la misión de rescatar a su mentor desaparecido en tierras niponas.

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Dicha empresa da pauta a Scorsese para explorar cuál puede ser el sentido de defender la fe mediante el martirio (propio y ajeno); las condiciones del sincretismo religioso; las distintas interpretaciones de los conceptos místicos; las variantes culturales de las creencias entre quienes viven en la miseria; y el papel de la penitencia, el arrepentimiento y las dudas, así como la transformación de los rituales religiosos al abandonar la esfera pública y ceñirse al ámbito personal.

El viaje clandestino de los misioneros no será solamente un desplazamiento geográfico sino principalmente (como suele ocurrir) una exploración íntima de su propia fe. Asimismo, los avatares que enfrentarán, oficiando misas a escondidas ante pequeños grupos de creyentes, casi en silencio, se convierte en una reedición del origen del cristianismo. Y las autoridades niponas, como en aquel entonces los romanos, cuestionarán a los cristianos su intención de imponer su fe como la única válida.

La cinta de Scorsese también puede ser vista como una metáfora de la vida actual, donde las luchas de poder incluyen de manera destacada las creencias religiosas como parte de los mecanismos de control social, donde los actos más despiadados ocurren ante el silencio de las deidades.

Silencio no es una película fácil, pero sí poderosa; resulta profundamente perturbadora y deja revolucionado, en mente y alma, al espectador.

Tortuoso camino

Scorsese intentó realizar Silencio a lo largo de dos décadas. Originalmente contaba con un elenco encabezado por Daniel Day-Lewis, Benicio del Toro y Gael García Bernal. En varias ocasiones anunció su intención de iniciar el rodaje de la adaptación de la celebrada novela homónima de Shúsaku Endó, pero otros proyectos se cruzaron en el camino. Incluso llegó a enfrentar demandas por retraso, promovidas por los productores, y debió comprometerse a pagar compensaciones. La cinta finalmente fue rodada en 2015 y estrenada a finales de 2016. El American Film Institute la seleccionó como una de las diez mejores películas de ese año.

[ Gerardo Moncada ]

 

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